martes, 20 de marzo de 2012

El porque me carga saludar a las visitas

Uno está de lo más bien depositado en la cama acabando de llenar de migas el teclado del computador, sin bañarse y "vestidos" con la ropa más aleatoria que encontramos en el closet -o debajo de la cama, o en realidad lo que tenga mejor olor- cuando de pronto escuchamos voces desconocidas en el living de la casa...
Qué es lo que pasa luego. JUSTO tenemos la urgencia de ir al baño, o la cocina, o alguna hueá equis que gracias a Murphy tenía que ocurrir en ese preciso instante y no antes. Entonces tenemos que pasar obligadamente a saludar. Ahí comienza lo que llamo:

¡HORA DE LA SUPER-TRIVIA! (Imaginar un tema de cortina y aplausos) 

(Consejo: sonreír y decir que sí)

Después de que te abrazaron como si fueras su mejor amiga o su hija perdida (Sí, y tu tienes que responder de la misma manera con un abrazo, y una sonrisa falsa como de entrevista de trabajo. No niegues que no lo haces también PORQUE SÉ QUE SÍ LO HACES, TENGO CÁMARAS EN TU CASA QUE LO FILMAN TODO) y comienza la ronda incómoda de preguntas que ya estás chato de que te hagan cada vez que vayan a la casa. Yo me pregunto, ¿Realmente les interesará lo que me pase? ¿Les importaré o sólo quieren saber para ir a contárselo a otra vieja?

Pero no todo acaba ahí. Cuando ya han averiguado todo sobre el tema de estudios viene la pregunta que todos estaban esperando.

¿Qué sacai con saber eso? ¿Querís pololear conmigo? Viejas tontas. Todo porque estoy soltera, cesante y amargada y no puedo decir que mi novio es Ardillo (Ver foto a la derecha)
Lo único que uno quiere es poner el hervidor para tomarse un té y quizás un sánguche con mantequilla y terminas atrapado conversando con una señora que te dejó toda la base de maquillaje en la cara y el living pasao a su colonia barata.


1 comentario:

  1. amé tu blog! lo pondremos en los favoritos antes de 'too old for anime'

    ResponderEliminar